En los últimos treinta años la dimensión internacional de las universidades ha ido adquiriendo una importancia progresiva, auspiciada tanto por los organismos internacionales como por los gobiernos nacionales, y se han hecho importantes esfuerzos por integrar en una dimensión internacional, intercultural y global los objetivos y funciones de los Centros de Educación Superior. Durante todos estos años se ha ido haciendo evidente igualmente que la internacionalización es un factor clave para el desarrollo de la calidad de las universidades españolas ya que incide directamente en la mejora de la eficiencia, excelencia y competitividad de estas.

El Servicio de Relaciones Internacionales de la Universidad de Huelva, además de ser el órgano responsable del diseño, la planificación y la gestión de los programas internacionales de movilidad e intercambio y de los programas de cooperación, es el instrumento dinamizador de todas estas actuaciones y contribuye así de forma muy significativa a fomentar la visibilidad internacional de la Universidad en un contexto globalizado, siendo uno de los 4 ejes de su estrategia de internacionalización la cooperación estratégica, asociaciones y desarrollo de las capacidades.

Dentro de la función social de la Universidad, dinamizadora no solo de la comunidad universitaria, sino también de su entorno, adquiere cada vez mayor relevancia la cooperación para el desarrollo. Ley Andaluza de Universidades (LAU) hace referencia expresa a la tarea de cooperar solidariamente desde el ámbito que le es propio; y el Plan Andaluz de Cooperación para el Desarrollo (PACODE) considera a las universidades andaluzas como agentes de cooperación, destacando el salto cualitativo que ha supuesto el aporte de las mismas para la formación, investigación e innovación para el desarrollo. En este aspecto, la concienciación y sensibilización de la comunidad universitaria y su entorno; aportar, desde el conocimiento y la investigación, soluciones innovadoras y técnicas que incrementen el índice de desarrollo humano de los países empobrecidos; incluso, la consideración de la cooperación para el desarrollo como una alternativa profesional, cobra importancia en su doble vertiente de opción laboral y de fortalecimiento de valores humanos.